La política es letra muerta, la brújula está perdida

Sin pies ni cabeza, sin ideologías ni principios, sin honor, y mucho menos justicia.

Editorial / René Martínez Bravo / 7 de marzo de 2018

Por: René Martínez Bravo///Sin duda existe desconcierto entre las huestes panistas Tamaulipecas, y entre las del tricolor igual, sin olvidarnos de los Morenos, los demás son lo de menos, y por ende, entre el electorado. 

Seguimos siendo testigos de hechos y actitudes jamás imaginadas en otros tiempos, y no es en referencia a la  corrupción, en este tema toda la clase política cojea de la misma pata, “el más chimuelo masca rieles”, y ahora, está más marcada, y cínicos no se diga, pero ahora, nos referimos a la forma y fondo de ejercer este oficio, el político, deja mucho, o todo que desear.

Indefiniciones, indecisiones, chapulineos, intereses de partido, de grupo, familiares y personal, es lo que forma la esencia misma de estos grupos, olvidándose para siempre del origen y principio de hacer política, buscar el beneficio común de la sociedad.

Y así vemos que el sistema de selección de candidatos, varían de acuerdo al objetivo buscado y a modo de unos cuantos, los jerarcas, las cúpulas y cupuleros, tan es así, que hasta terminan “enredándoseles la pita”, provocando divisiones importantes hacia el interior de sus partidos, y por supuesto, ocurren escurrimientos de simpatizantes hacia otras agrupaciones.

No lealtades, ni principios, mucho menos ideologías, nada de esto mueve a los políticos en la búsqueda de posiciones de elección popular o como funcionarios públicos, el enriquecimiento a como de lugar es la meta principal.

Le han encontrado el modo de como hacerse millonarios en la política, tanto que hasta los empresarios, que antes se dedicaban a la producción de bienes y servicios, inversionistas con capitales que requieren “refrescarse”, multiplicarse, diversificarse, buscan a quienes los relacionen e involucren, o recomienden para llegarle con singular alegría a este negocio, que además de lucrativo, les da un inmenso poder.

Entonces, al perder la esencia y origen, los actores políticos también pierden la sensibilidad social que debería darle fuerza y motivo a buscar el poder en el gobierno por el simple deseo de servir, y se transforma en usarlo para servirse a ellos mismos.

Ahora vemos a los rojos revueltos con azules, amarillos con morados, “zurdos y derechos”, conservadores y liberales, y todos, bailan al mismo son, toman similar elixir, embriagándose del amor y pasión resultante de un encuentro, antes furtivo, ahora descarado, en la cama de no importa quién.

Y así, pues ni qué hacer, ni a quién irle, la brújula se ha perdido, el camino también, en adelante, cualquier cosa o resultado puede ser.